ELLA.
Tras la muerte de su abuela, único familiar que le quedaba, se subió al tren.
Llevaba consigo muy poco de valor material, pero un gran equipaje de deseos postergados.
Proveniente de una humilde familia con muchas desgracias a cuestas, su vida había transcurrido en el campo, donde cada minuto pasado, era un minuto acariciado de sueños de ciudad.
No tuvo muchas dificultades en encontrar un lugar para vivir. Modesto, pero limpio y respetable. Y la experiencia acumulada en la biblioteca del pueblo le ayudó en la búsqueda de trabajo.
Cuando lo vio entrar a la librería no pudo dejar de mirarlo.
Él, seguramente atraído por esa insistente mirada, fijó los ojos en ella creando un delgado hilo imantado entre los dos que ya no pudieron cortar.
A pesar del porte distinguido y las ropas elegantes, se adivinaba un hombre de alma humilde y sumamente sensible. Su charla inteligente y su delicadeza, la cautivaron casi de inmediato.
Luego vinieron los encuentros cada vez más continuos.
La lectura compartida los fines de semana en el Jardín botánico, el teatro, las cenas, los paseos y las despedidas, con el amor imparable, en el zaguán de la pensión… Se entregó a él con ese palpitante y desatado deseo de pertenecerle por completo.
No se arrepiente. Lo ama y espera un hijo suyo.
Van a casarse pronto.
ÉL.
Único hijo de un matrimonio de clase alta, vivió toda la vida en la gran casa del Prado.
Amante de la literatura, la música, el teatro y la filosofía, solía tener con su padre largas e interesantes conversaciones que disfrutaban mutuamente.
Su madre, mujer de carácter fuerte y autoritario propensa a la manipulación, logró con el pasar de los años ser la voz cantante de la casa.
Siempre recalcando puntualmente y sin compasión, cuales son las “flojeras” que padecen los demás y subrayando el deber de ser inflexibles ante las debilidades. Declamando, como ejemplo, los sacrificios que ella misma ha realizado al respecto.
La dureza que aplica en sus juicios y su falta de comprensión casi absoluta, provoca en él un hundimiento moral permanente.
Sin embargo… existen otras almas. Puras, sensibles, humildes, dulces, amorosas… como ella.
Ella que llegó a su vida en el momento más doloroso y lo compartió. Ella que acompañó su soledad. Que confió en él y que lo amó… ella que...
Se casará con ella. La ama y no la lastimará.
Tiene que ser fuerte. Tiene que enfrentar a su madre, aunque signifique el derrumbe total.
Su padre, por desgracia, ya no está.
LA MADRE.
La vida le ha demostrado, que sobreviven solamente los fuertes.
Marcada con el sexo débil, consiguió mediante esfuerzos y sacrificios, ser respetada como se respeta a un ser fuerte.
Para ello tuvo que renunciar a algunos sentimientos que pudieron haber podido quebrantar su voluntad. No hay lugar para sensiblerías en éste mundo.
Mucho menos en los hombres, portadores del sexo fuerte, quienes deberían dar ejemplo de un carácter riguroso.
Por eso le fastidia que su hijo, al que siempre cuidó con responsabilidad, ocupándose de su educación en buenos y caros colegios, cuidando de su apariencia y sus modales, cumpliendo a rajatabla la conducta que debe tener una buena madre, haya resultado un hombre enclenque.
Se quedó en una atrasada adolescencia soñadora, y eso lo ha vuelto un hombre débil.
La muerte del esposo, tras una agonía… demasiado prolongada, se llevó el dinero de las reservas, el de los campos, el de las rentas y… ya no quedaba casi nada cuando… Dios se lo llevó.
Solo quedó la casa. Aunque se deba la hipoteca, una suma importante de dinero…
Creyó que con la venta de algunas cosas poco notorias lo resolvería, pero se equivocó.
Dura como un roble, porque solo así podrá mantener lo único que queda, toma la decisión.
Hay que actuar rápido, pero su débil hijo… hablando de amor trágicamente como si se tratara de una obra de teatro, proponiéndole boda a esa…pobretona.
Ya le ha dicho que es un despropósito que se case tan joven con una nadie, casi sin estudios. Alguien que no pertenece a su clase.
El amor duraría poco entre dos personas tan distintas. Cuando se diera cuenta de la equivocación sería demasiado tarde, estaría atado a una pobre y ordinaria mujer que tal vez solo va detrás de su dinero.
La presencia de una absoluta extraña dentro de la casa, arriesgándose a un hurto o una estafa tal vez… Sería intolerable, y no lo permitirá.
Él simplemente permaneció mudo unos minutos, luego balbuceó que no podía. Quebrándose como un pedazo de varilla ordinaria porque no sabe lo que es la buena madera, se retiró a su habitación para cortar todo diálogo.
Tiene que hacer algo ella misma. Tiene que buscar la forma de… hacer algo.
Supongamos que esa no existiera. Supongamos...
Algún día se reencontrarán en… otro lugar. Como su querido esposo y ella misma.
Lo alentará a realizar un viaje corto. A descansar y aceptar los designios de Dios.
Los sacrificios son importantes. Sagrados. Dios valora los sacrificios. Es algo loable! Dios fue sacrificado. Debemos seguir su ejemplo de valentía y grandeza.
Hay que hacer un sacrificio más. Ya.
Es muy importante que lo entienda y…colabore.
Pasado un tiempo... Es un joven de buena familia, bien parecido y con estudios…el apellido y la trascendencia también cuentan.
Un excelente partido para cualquier mujer. Cualquier muchacha fina y con mucho dinero…como la hija del finado juez Brum. Huérfana y que tan sola se encuentra…
LA CRIADA
Está al servicio de la familia desde que era casi una niña.
Desde la muerte de la madre, a su padre le faltaba tiempo, dinero y voluntad para ocuparse de ella. Entonces la mandó a esa casa, prometiéndole que allí no pasaría necesidades.
Tendría una cama caliente y buena comida, cosas indispensables en la vida. Y tuvo razón.
Aunque la señora la tratara secamente haciéndole sentir permanentemente el lugar que ocupaba, nunca pasó frío ni hambre.
También recibió algo de simpatía y afecto del señor, que Dios lo tenga en la gloria. Siempre preocupado por saber si se sentía cómoda o si había algo que necesitara…
El niño de la casa había heredado de su padre el carácter amable y condescendiente, que no había logrado corromper el temperamento áspero de su madre.
Siempre lo trató con deferencia. Por ser un niño primero y por ser un hombre sensible después.
A los pocos meses de la muerte del señor, estalló una dura discusión (por así llamarlo), entre la señora y el hijo.
Tas la puerta de la cocina oyó la dura voz de la madre decirle a él, que no estaba de acuerdo con la boda…que no la consentiría. Dijo cosas espantosas.
Luego escuchó el silencio de él… seguido de unas pocas palabras… la puerta del dormitorio cerrarse…y el silencio.
Le pareció extraño ver a la señora, horas después de la discusión, mirar inquieta hacia la escalera, entrar a la biblioteca y salir con un pequeño envoltorio que metió en la cartera. Calzarse el sombrero con velo y los guantes en el recibidor y salir. La señora no acostumbraba ha salir de casa en horas de la noche…
Después se supo de la desgracia. Una desgracia… inexplicable.
Fue en ese momento que él se refugió en su dormitorio y ya no salió de allí.
Primero fueron los gritos en plena noche llamando a esa mujer. Después las visitas del médico. La señora preocupada saliendo y entrando del dormitorio con la bandeja de comida intacta. El silencio obstinado de él, que lo fue envolviendo hasta extinguir primero sus lamentos y después… su vida.
La desgracia ocurrida a esa mujer había sido muy oportuna para los malestares de la señora… tan oportuna como la muerte del señor.
Un par de meses más tarde fueron los funerales. Los segundos de ése año.
La vida transcurre apagada y monótona dentro de esas paredes mientras la señora se va…apagando también.
Se había tomado el atrevimiento de sugerirle a la señora, que bien podría vender la casa y comprar algo más chico que no acarreara tantos gastos ni trabajo. Le sobraría dinero para el resto de la vida sin preocuparse de nada.
Pero la señora la había mirado con profundo desprecio y la había tildado de “insolente”.
Ni la muerte del hijo la había ablandado.
De seguir así, ella terminaría en la calle. A dónde iría sin dinero?
No recibe paga hace tres meses y a duras penas come lo que va quedando en la despensa. A no ser que…
Sabe perfectamente dónde guarda el testamento la señora, y ella es… bastante hábil con la pluma y con los remedios caseros.
Después de todo, se trata de no pasar necesidades verdad? Algo ha aprendido.
Tiene que ser fuerte. Los sacrificios son importantes… la señora lo dice siempre… seguirá su ejemplo de… valentía y grandeza.
No le llevará mucho tiempo mudarse a un lugar más chico y… propio. Sin problemas de dinero.
La señora se reunirá con el señor y con el hijo…y le dejará a ella la casa.
Al fin y al cabo, que generosa resultó la señora !!
Gloria